17 de febrero de 2008

La sentencia de S. S., los "nexos causales" y los huevos

En torno a una tragedia:

Confieso que no termino de comprenderlo, que me rebasa: que la indignación personal debe ser comedida por el dolor del suceso, por los sentimientos, por la piedad que debe suscitar humanamente la fatalidad de unos padres, por el dolor, la muerte, los errores y el no poder. Sí, también. Cuando el primer y el segundo poder (políticos) abdican en sus funcionarios intermedios, por no molestar a la masa, a la bestia dormida (la bestia mansurrona y satisfecha), no faltaba ya más que el concierto de los otros poderes: el tercero, el cuarto, el quinto, jueces, periodistas, intelectuales, etc. -sólo esto faltaba para incubar el mal, la decadencia, la sumisión de la lógica. Habrá que achacar mi confusión, aparte de a mis prejuicios personales, a que se trata de una noticia de agencia. En El mundo, en el ejemplar de papel de hoy, no se recoge este hecho -me parece-, y se trata del mismo texto que ayer leí en la edición digital de ese periódico y en alguno más. Incluso me parece recordar que la noticia de agencia aparecía recortada en algún caso. ¿En El mundo, quizás? Pero eso ahora no me importa. Si, quizás, el encabezamiento de La voz de Galicia: "Responsabilidad escolar". Malévolamente cabría interpretar que la responsabilidad, la capacidad de respuesta, se ha desplazado por completo, si no en cantidad sí en calidad, a las instituciones escolares.

Una noticia de agencia, nada más. Falta información circunstancial muy relevante. Con esa otra información mi opinión sería muy otra y no este comentario imprudente.

Mi comentario: no veo el sentido de la sentencia. O sí: hay una responsabilidad civil, con consecuencias económicas, por un hecho terrible, la muerte de un niño que debía estar en un centro escolar, que no estaba y que se cayó desde el balcón de su casa. Se cayó. La justicia de los hombres, administrada por hombres que deben ser sabios, no se puede permitir rebasar sus límites humanos. En este caso, manifiestamente, no los rebasa. Los párrafos transcritos por la noticia de agencia transpiran humanidad. Contienen la verdad y el error, en tanto valor de cambio posible de las afirmaciones. No me atrevería a encontrar una falsedad, un agravio o una injusticia, si no me asaltara la presencia de una contradicción. Así, la defensa del centro se amparaba en la fatalidad e imprevisibilidad del hecho, en que podría haber ocurrido lo mismo, aunque los padres del niño se hubieran encontrado en casa. Se trata, según el juez, de un argumento inválido: lo que ha sido es lo que ha sido y el argumento de la defensa contiene una condición incomprobable. No podemos saber qué habría pasado. Está bien que sea así, que la mente considere los hechos, las pruebas, el dolor concreto. Que se piense que aquí el exceso de las palabras está faltando al respeto al dolor brutal y humano de los padres. La justicia humana del juez ha atajado de raíz la hybris del pensamiento: las palabras humanas han de contenerse en los límites, en la atención al mundo.

No han de valorar. Las valoraciones, es lo que no entiendo, vienen después. La sentencia encuentra un "nexo causal" entre la actuación negligente del centro, que desatendió la obligación de controlar y vigilar al menor, y el hecho mortal. Todo esto es muy problemático: los saberes científicos huyen de causalidades (casi prefieren lo contrario, las casualidades; a lo más se contentan con el cerco estadístico de los azares, de los sucesos). Aquí se ha fundido el después de con el a causa de. Y sabemos que post hoc no es idéntico a propter hoc: ha habido una sucesión cronológica, de hecho denominamos sucesión cronológica a la percepción de los fenómenos, pero será mucho más difícil salir de la forma esquemática temporal para tener clara la relación sustantiva entre los fenómenos. Además, la causa supuesta contiene una calificación moral, o más de una (desatender, negligente), y habrá que buscar la causa (sí) de esta apreciación mía quizás en mi falta de comprensión, pero creo que esta valoración moral no se puede poner a la vez como consecuencia judicial o juzgada de los hechos y como causa fenoménica de los mismos. De mi falta de comprensión, o de mi comprensión humeano/kantiana: de ahí debe venir el chirrido de la relación de "nexo causal" tal y como me llega en la noticia de agencia (Efe).

Dije arriba que no vería la falsedad si no viera la contradicción, la duda que me asalta: pues el mismo argumento contra la defensa, basado en la falacia de sostener situaciones condicionales, se podría aplicar a una afirmación que sostenga que no se habría producido la muerte si el niño hubiera estado en el centro escolar. Vale. Esto es de sentido común, no lo niego. (Aunque en otros casos haya sido mejor no encontrarse en el lugar del crimen... en el centro escolar. ¿Cuántos en EE. UU. esta semana?) Pero tampoco sé cómo se puede comprobar: ¿Cómo impedir que lo que se determina como acto libre del menor, cuando está en su casa por la negligencia docente -según se dice-, no ocurriera, del mismo u otro modo, dentro del espacio del centro escolar? Yo no soy abogado, ciertamente, sino un hombre que no comprende demasiado: ni los hechos ni las afirmaciones efectuadas sobre los hechos. Un hombre que se sorprende de que la responsabilidad moral (la verdadera, la interior y casi divina) se quede en responsabilidad civil y económica colectiva. O no tendría que sorprenderme: si cayera yo en la cuenta de que la ficción protectora, la responsabilidad transmitida al redil escolar, puede que no sea más que una ficción para aquellos que la sostienen como imperativo y hecho necesario.

Hecho necesario! Se escandaliza el profano de que un menor interno requiera dos personas: que si hay cincuenta internos tenga que haber cien personas trabajando. No se mida este problema por las cuentas económicas, pues no se trata de eso, sino de que ahí si funciona una conciencia de lo factible y de lo que no. Entonces, ¿se me entiende?, no estará lejos de la ficción la idea de que cincuenta personas puedan responsabilizarse efectivamente de los pasos -de cada uno de ellos- de quinientas personas, que es un número aproximado de la ratio profesor/alumnos. De los pasos, de lo que hacen, lo que dicen, lo que callan... En esas condiciones, ¿quién arrojará la piedra y te señalará a Ti? Es mucho más fácil señalaros a Vosotros, los docentes. Ya digo: debe ser la noticia de agencia. Rápida. Sin meditar.

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¿Los huevos?

-Una asociación de ideas: nexos causales, el huevo y la gallina y viceversa, el huevo de la serpiente, el chivo expiatorio, los fascismos del día, la inocencia y la culpa...

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