En el número de febrero de Letras libres, edición española, viene un texto de Carlos Granés sobre Pierre Bourdieu. Aparte de la impresión de que el sociólogo francés no va más allá de una copia mecanizada del marxismo, pasada por el agua aristotélica (los hábitos) y por otras metáforas (campos), impresión que puede venir de mi desconocimiento de su obra, lo realmente cierto es que cabe pensar en el dicho "haz lo que yo diga, no lo que yo haga". Y cabe pensar en una actitud paranoica de negación de los hechos como apariencias, como en esa imposibilidad de asumir que la educación sirva para romper estructuras y estanqueidades sociales.
Piense el hábil lector si en el párrafo final del trabajo de Granés no está dada la denuncia de la impostura, la revelación del mentiroso que quizás haya llegado a no saber siquiera que está mintiendo, de tanto que ha desarrollado el hábito:
"Lo curioso es que la vida y la obra de Bourdieu son una profecía que no se autocumple. En el fondo debía saber que aquello que afecta a las personas no son fuerzas externas indomables, sino ideas, creencias y valores, productos humanos susceptibles de ser modificados y mejorados, y que apelando a la voluntad y al interés podía vencer las limitaciones sociales y convertirse en aquello que quería ser."
No hay comentarios:
Publicar un comentario