... lectura de Arcadi Espada (aceptando lo críptico, de que Raval es abundoso en sus primicias, mereciendo segunda lectura de desagravio: a ver si me entero, quiero escribir), linkeo aquí su post del 8 de febrero, tanto por el texto sobre Maalouf como, y principalmente, por el enlace a un texto de Libertad digital en respuesta -supuestamente- a las críticas del periodista-profesor a las intromisiones eclesiásticas en la política nacional. Escribo "supuestamente" porque el texto liberal (de Pío Moa) cae en la muy usada tópica de catolicismo= libertad. Es decir, en una muy peligrosa anmalgama de verdad y falsedad (siendo la mentira nada más que la falsedad intencionadamente difundida), originada cuando se parte de
(a) la retirada políticamente forzada de las religiones de la escena pública constituye uno de los signos de los regímenes totalitarios,
para llegar a
(b) las religiones representan una garantía política (es decir, pública) de la libertad.
Naturalmente. Naturalmente que no. Baste imaginar una dictadura (la del Sha) que machaca a la oposición (religiosa). Deduzca el lector a qué turbios derroteros mentales ha de conducirle (no imagine menos que el más riguroso manicomio) la afirmación de que Jomeini (la oposición religiosa) trajo la libertad política al desembarazarse de Reza Pahlevi.
¿Que esto sólo pasa en el Islam? ¿Por qué?
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