3 de febrero de 2008

Críticas escolares, o casi...

... o ni eso: papeles para pinchar en un tablón de anuncios de lecturas (los profesores/alumnos leen):

y
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Aparte:
Un día más con vida, de Kapuscinski (Anagrama): en torno a los últimos momentos de la estancia colonial de Portugal en Angola, y sobre la violencia generalizada (enfrentamiento bélico entre facciones: MPLA, FNLA, UNITA; si no me equivoco en las siglas) de ese periodo. Se dice que K. considera éste como el mejor libro de K. Se puede no estar de acuerdo: mi yo no está de acuerdo. Aunque puede entenderse la apreciación de K.: los nervios de la situación, el miedo, cualquier viaje y cualquier kilómetro del viaje que puede ser el último, las amistades de urgencia con gentes que las armas convierten en muertos inmediatos---

K., el gran K., debe considerar que la grandeza de la experiencia, la angustia personal de la que no puede evadirse (¿puede algún ser humano?), se comunica a la experiencia transfigurada en el plano literario, en lo escrito, el texto, el libro, la obra, etc, etc., trazando todo ello, sirviendo para trazar todo ello, un arco mágico entre el AUTOR que no se resigna a inexistir y la OBRA que no se resigna a desaparecer.

O sea: el texto apuntalado en sus fases diferentes: el texto inautónomo, necesitado del aliento de la persona que lo produce, que se deja sudor y sangre en la vida de la experiencia nutricia; necesitado, finalmente, de la experiencia multiplicada y mucho más abstracta de los lectores anónimos y cómodos que reconocen, muy por detrás en el tiempo y en el espacio, muy por detrás de su vacío existir, lo que significa el tremebundo SEIN ZUM TODE.

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