La fantasía quiere que la repetición diaria de los actos, el paseo de un lado a otro de la ciudad, atravesando el puente, la entrada en el mismo bar, reconocido el mecanismo por los otros viandantes, que saludan y son saludados, quedara como una piedra en el tiempo; y que no se fuera como todas aquellas palabras que se escuchan, extrañas en su significado si no se conoce la conversación de que forman parte; extraña también la conversación misma, aunque fuera escuchada completa, sabiendo su lugar simplemente presente y huidizo.
La fantasía no realiza sus anhelos, inventa mundos, erige catedrales con sus dioses, da héroes a los poetas y libros a los apesadumbrados.
1 comentario:
Genial post.
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