11 de marzo de 2007

Marzo de sol

Los viejos de los parques y mis obligaciones: ellos hablan de su salud, aprovechando el calor que les devuelve alegría. ¿De qué hablo yo?

Mis obligaciones consisten en escribir y hablar, pues nadie me exige pensar, sino la visibilidad, los gestos: la representación de una acción, una máscara que ha aprendido a mover los labios...

(No se debe abusar de la ironía: provincianos, sí; pero menos. Hubo épocas en que se era menos provinciano. Eso ya se perdió. Lo perdí.)

(Se pone entre paréntesis aquello de lo que uno no sabría hacerse enteramente responsable: se arroja de los labios, pero no es seguro que sea una palabra que se pueda mantener, con el grado y alcance serio de una promesa. No se conoce si eres tú el que hablas, si todo sucede o si resulta una ilusión.

¿Una cadena que no se sostiene en ningún lado?, ¿una máquina absurda, sin fuerza?

A estas alturas de siglo, no entiendo de qué habría yo de hacerme responsable. El que habla no es: sus acciones no le pertenecen.)

***

Europa una y eterna en sus maneras: escuchando las palabras rapidísimas de estos rusos -aquí en la pequeña ciudad, en cualquier bar- se comprende que también la civilización europea haya tenido que transcurrir en torno a un río (valga la redundancia o la metáfora imprevista), a pesar o causa de la sangre derramada: nunca las fronteras pudieron ser lo bastante fronteras, ni para mal ni para bien.

¿Qué quiero decir con esto? Los ojos y el cielo se parecen; serenos ellos, inolvidables tus pasos (si a ti me refiriera). De esa forma sucede siempre y así tiene que ser posteriormente recordado (nostalgia = dolor de patria).

Otra cosa quiero decir/me: no conozco ninguna historia -extensa y en castellano- de los fascismos periféricos (también clericales), aquellos movimientos que por algún tipo de mimesis o contagio adaptaron las ideas y las prácticas del nazismo alemán y del fascismo italiano. Me refiero a la Croacia de Ante Pavelic, a la Cruz de Flechas húngara y a la Legión rumana de Codreanu y Sima. Si bien sobre este último está la obra (antes tesis) de Francisco Veiga, La mística del ultranacionalismo.

Se difunde el crimen y la sinrazón de manera similar a cómo se difunde la Ilustración, si es que esta pudo soslayar el crimen (revolucionario).

La Ilustración deberá conformar la superación dialéctica de la violencia. ¿No?

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