Me envía coctelmarx, vía comment, esta estupenda declaración ¿programática? (no, porque se produce "antes del fin"; ¿postgramática?) de Ernesto Sabato, a quien tanto quisimos:
“…Mi cultura es tan irregular, colmada de enormes agujeros, como constituida por restos de bellísimos templos de los que quedan pedazos entre la basura y las plantas salvajes. Los libros que leí, las teorías que frecuenté, se debieron a mis propios tropiezos con la realidad”.
Compré el libro de Sabato, Antes del fin, lo leí y supongo que olvidé lo que decía. La verdad es que he leído, supongo que mal, algunos miles de libros desde que empecé hace casi treinta años. Lo he olvidado casi todo. He renunciado a leer Libros, igual que a realizar una Obra. La postmodernidad renegó del sujeto, y también de la carne junto con la cultura (¿Mallarmé dixit?). La Memoria nunca me visitó. Me conformo con creer que en ese espejo que nos planta el viejo y sabio Sabato me puedo reconocer Yo. O te puedes reconocer Tú. Lo fingimos, por lo menos.
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