... aquellas gentes que han pasado por una fase de instrucción pública básica, universal y gratuita. La educación emocional y la reducción de la libertad a química hormonal (un Fatum que hubieran descifrado los laboratorios, bajando a dios de las estrellas) engrasan la máquina chapliniana,
volviéndola interior y funcional, sin desajustes indeseados. [No estaría mal que la educación básica fuera alargándose, hasta los 18, luego hasta los 21 o los 25. Se podría ser ciudadano, sin embargo, con 16 o con 14. Porque los derechos son, van a ser, los mismos.] Con eso, y con el espectáculo nudo del poder democrático (el que mata y oculta: ejecuciones, operaciones), podremos soportar mejor la gestión de los hijos de Satán.
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En el mismo lugar linkeado del párrafo anterior:
Su infierno particular comenzó en 2005, ocho años después de que la empresa pública pasara a manos privadas. "Querían quitarse de en medio a los funcionarios del Estado, lastres para el crecimiento de la compañía", explica el entonces jefe de un equipo de más de 10 personas que hoy trabaja en Bordeaux como empleado de almacén.
Si tiene usted barba, o piensa que podría llegar a tenerla, lo mejor que puede hacer es apalabrarse una jofaina, rellenarla del elemento de Thales de M. y poner su pelambre en inmersión. Eso o, impensable, imaginarse que usted es igual que esos egipcios que estaban hartos de mubaraks, antes de darse cuenta de que usted, en efecto, es egipcio o es chino y que los mubaraks ya están aquí, latrocinando almas y cuerpos. Sin embargo, usted puede seguir confiando en la socialdemocracia y dejar la barba a su bola.
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