8 de mayo de 2011

Journal psycho-physique, XXIII

Ansiedad. Lo noto porque empiezo a dejarme vencer por pensamientos banales (aparte de que hiervo por dentro). Bien pensado, no es que yo les deje mi voluntad y que ellos, los pensamientos, se hagan una capa con ella, sino que han ido sustituyéndola muy ladinamente. De manera que cuando yo quiero hacer algo, allí están ellos, machacones, vulgares. Como si al volver a nuestra casa (al despertar cada día) la encontráramos ya tomada. La solución, me imagino, 10 kms. diarios o pastillas ad hoc. ¿No, doctor?

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