Vengo del MoMA, y en su sala de arte moderno, del Museo de Arte Moderno de Nueva York, hay muchísimos periódicos expuestos como objetos de arte, naturalmente. Por lo tanto, el fin de los periódicos es el fin de la superficie de papel que los ha alimentado hasta el momento. Y ahí sí que podemos hablar de una superioridad clara. Es incomparable la experiencia de leer un periódico en un iPad o un tablet cualquiera, a leerlo en el formato tradicional con el que nos hemos formado. Por lo tanto, cada vez que algo nuevo mejora lo viejo, por supuesto lo viejo ha de pasar corriente abajo... (A. Espada)
Del mismo, un momento popperiano en la opinión pública/publicada:
Si me he hecho periodista es porque en los nudos de esta profesión hay un instante extraordinario, de una gran conmoción intelectual, interior, que es cuando en la descripción de un hecho que afecta a tus convicciones más profundas y de un hecho que las perturba y que incluso las pone a los pies de los caballos, el periodista debe admitir que el hecho está siempre muy por encima de sus opiniones. Y ese es un momento duro, de sacrificio, pero también ilusionante y hermoso.
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