Quien cree que domina su pensamiento, practica una magia bastante oscura.
Hallamos un antiguo error en el cogito. En el "yo pienso" lo determinante no es la actividad del primero... digamos que no se prueba la existencia del yo pensante, sino de la realidad. El pensamiento se revela tan real e impersonal como los cuerpos.
Sobre la disposición "geométrica" de las figuras del pensamiento, racionales e irracionales (constituyendo la locura el contiguo envés de lo ideal), nada tenemos que decir. Es una retórica inscrita en los genes. El endiosamiento del ingeniero del nuevo parque humano no soluciona nada.
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