Frío, hambre, sed y miedo. Mucho miedo. En trincheras, cuevas o el más oscuro de los agujeros, los soldados argentinos sufrieron la falta de experiencia —la mayoría eran jóvenes que hacían la mili —, las pésimas condiciones climáticas —hasta los fusiles se congelaban— y las 'reliquias' que utilizaban como armamento. No hubo clemencia británica.
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La necedad de la prensa, vox diavoli.
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