En el diario se practica una doble selección*. Por una parte, la intrínseca efectuada por el diarista, con su particular recorte de la realidad; por la otra, la extrínseca efectuada por el editor. De tal manera que, pongamos por caso, el mundo trazado por una edición traducida de Amiel no tenga mucho que ver con el que se dibuja en una versión distinta. Sobre la importancia de este segundo aspecto, considérese que las versiones españolas de la “integral” de Amiel (si no recuerdo mal, unas diez mil páginas) no llegan ninguna a las quinientas páginas (me parece). En el ámbito del diarismo hispánico está el ejemplo de Salvador Elizondo (treinta mil páginas, de las cuales Letras libres ha publicado poco más de un centenar). Y no recuerdo ahora la cantidad escrita por Ignacio Carrión, pero que por ahí anda...
Creo que el apunte de Diario representa la proposición atómica de aquellas construcciones textuales que van desde el extremo del memorialismo a la autoficción, según navegue el barco con el viento a favor o en contra, si se me permite decirlo así... Y que en muchas anotaciones de esta modesta y secreta escritura se esconde más de una verdad histórica.
*Corte, incisión, cisura, cesura, censura, punto de vista, interpretación... Por seguir la serie que, avencindando significantes, orienta sobre el continuo de la significación.
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