31 de marzo de 2012

Soy un crack

Dentro del plan de mi reingreso activo a las tareas investigadoras (aprovechando la semana de Pasión, con mayúsculas y sin segundas), me da por mirar en la base de datos Teseo a ver las tesis leídas en las que parezca el término "autoficción". Me encuentro con la de Susana Arroyo, cuya página tengo yo enlazada en el blog. Soy un crack. Por casualidades de la vida me encuentro con que buena parte de los autores, y textos, que yo incluí en mi estudio truncado, figuran en su tesis. Considerando que debí acabar de escribir el grueso de mi trabajo hacia el 2004 0 2005 como mucho, con alguna que otra modificación en el 2006, cuando me harté y dejé el asunto, hastiado de todo--- considerando esa coincidencia, y que si hubiera sido listo, o capaz, me habría anticipado unos cinco años, considero que he hecho el gilí, como en tantas otras cosas en mi torpe existencia. Algo habrá que hacer. Me imagino que S. A. se habrá basado en el mismo texto de Manuel Alberca del que yo extraje el conjunto de textos, con alguna excepción por mi parte.

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De todas maneras todo lo anterior me da igual, o lo mismo. A mí no me interesan tanto las cuestiones estrictamente filológicas en torno a una taxonomía de los géneros narrativos, sus mixturas, venenos, engaños y máscaras, etc., cuanto desarrollar una intuición que creía y creo sustancialmente cierta: de resultas de la Guerra Civil y del franquismo, no sabemos de qué modo, toda una posibilidad de práctica cultural, erudita y crítica a la vez, quedó impedida. Lo cual se traduce en la pobreza de las reconstrucciones narrativas de la existencia personal, aun en los casos en que la intervención de la más libre imaginación permitían y casi que obligaban a poner toda la carne en el asador. Esto es, en el terreno de la invención autobiográfica. Que esta experiencia literaria frustrada (no voy a ser injusto; solamente decir que se trata de una impresión personal a raíz de una muestra de textos seleccionados, y de su enjuiciamiento por mi parte, no según la forma estructural sino de acuerdo a la materia de los tópicos, las ideas, los argumentos... conforme a mi formación en filosofía) se haya dado en libros (textos, relatos) muy posteriores todos ellos al final de la Dictadura, yo no sé lo que demuestra, a no ser una proposición negativa: la cultura democrática no ha dado a los narradores las posibilidades de volar en este terreno de la autoficción. No hay más que comparar con casos señeros de otras literaturas (Sebald, Bernhard, Ph. Roth, etc.). Volar: depurar la experiencia vivida, para lo cual antes tenía que haberse vivido... y no sé...

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