Tengo interés en los textos de J. M. Lassalle, Secretario de Estado de Cultura en el Ministerio de Wert del Gobierno de Rajoy (nada más y menos), sobre la propiedad en John Locke. Pero no hay que acomplejarse: don José María es Doctor en el asunto, intelectual liberal comme il faut y supongo que no se me pegará nada. No se me pega ni leyendo in person a John Locke. El caso es que no hay forma de hacerse con los susodichos libros (dos), uno de ellos más caro que un demonio...
Y me interesa, más que nada, por cosas así:
En efecto, la novela y el mito literario sugieren numerosas interpretaciones en torno a las decisiones de Robinson, es decir, en torno al modelo de persona que es y que se hace en ese activismo incesante, en esa laboriosidad inagotable que son su emblema, su destino y su fortuna. Por eso, a Robinson puede juzgársele de manera distinta cuando se comporta como aventurero que desobedece a un padre sensato y avejentado, como marinero esforzado que lleva a cabo empresas audaces, incluso temerarias, como comerciante escrupuloso que anota sus ingresos y gastos en los libros de asiento y contabilidad, como trabajador industrioso que modifica la naturaleza, a la que hace su sierva, y como propietario, el rey de un dominio en el que conviven especies distintas y humanos con confesiones religiosas diversas.
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