Cogidos, en más de un sentido, por la pinza del lenguaje, a la izquierda, y el capital, a la derecha.
La pretensión de las derechas de que ellas defienden al trabajador es equivalente a la postulación de las zorras para defensoras del bienestar de las gallinas. Otra cosa es que la izquierda se vaya en vapores y humos de nada.
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