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7 de febrero de 2010
Todo el poder para N.
Hace falta que una voluntad de mentira haya arraigado desde muy antiguo (¿la infancia?), hasta hacerse carne y sangre de la carne y de la sangre (¿está ahí algún edipo implicado?), para que (acción/reacción) la vida se haya consagrado, al cabo del tiempo pero sin renunciar al fondo mendaz, para que se haya consagrado (y no se nos cae la cara de vergüenza por emplear este vocabulario religioso) profesionalmente a la voluntad de verdad. Oui, les philosophes.
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