Por los derechos de autor.
Ayer, un joven deportista georgiano murió en Vancouver mientras se entrenaba en la pista de Luge. La noticia la dio el presentador de Deportes en La 1. Otra tragedia deportiva. Un accidente en un deporte de riesgo. Eso debí pensar. Minutos después me senté delante de esto y en la página inicial del diario El mundo (creo recordar) aparecía la información del hecho y un vídeo de youtube para reproducir la secuencia del accidente mortal. Pero le dabas al Play y te encontrabas con la leyenda de que se había retirado el vídeo por una cuestión de derechos de imagen. Estaban también las declaraciones de Jacques Rogge, presidente del COI, apuntando que no era el momento adecuado para debatir acerca de la seguridad de la pista de Luge. Naturalmente que no era el momento. El momento debe ser cuando en la pista no ocurre nada...
La verdad es que no debe uno dejarse llevar nunca por la emoción de la sangre aún caliente y atreverse a pedir explicaciones. Ya se darán después, ya habrá una comisión que investigue y que concluya. Eso: que concluya. No está mal, al respecto, acogerse desde el principio a los derechos que instituye una legalidad escrita y fría, la cual permite retirar de la opinión y visión pública unas imágenes de video, que no es que puedan herir sensibilidades, sino que pueden llevar a alguien, demagogo, a presumir que en todo este asunto revolotea una sociedad de malhechores. Va a llevar razón quien yo sé y, además de monos desnudos, nos hemos convertido en monos morales para velar la maldad.
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