Las últimas palabras del fragmento resonando en un oído interior. ¿Es el tuyo? “Al final”, “Al final”. Machaconas. No recuerdan el burbujeo chispeante de días de fin de año o de principios. Esperanza. No. Sino un ruido sordo, lento, difícil, de campanas apagadas. Palabras muertas, que se han quedado a querer vivir. A tu costa. Y llevas ya…
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