Algún editor suicida (apunto ya que me parece que este deseo mío lo he referido ya en el blog, pero me da igual; yo soy así de guay) podría tirar por la heroica (sustituir al portero por un delantero centro a falta de veinticionco minutos, verbigracia) y publicar en castellano una traducción de la edición francesa del Discurso... de Descartes que anotó hace ya casi 100 años (¿1ª ed. en 1925?) el gran Etienne Gilson para Vrin, descatalogada en esa misma editorial y encontrables todavía algunos ejemplares en iberlibro o uniliber. Así conseguí yo mi edición de 1947, en aceptable buen estado (olor a papel viejo y alergénico aparte). Son más de 400 páginas de notas (con muchísimas citas en latín) al texto del Discurso..., en lo que a mí me parece la mayor obra maestra de obra filosófica anotada en una lengua que yo pueda leer (perdón por mi desconocimiento de otros textos parecidos, que los habrá; pero no creo que muchos).
La cosa me parece tanto más necesaria en tanto que no conozco ninguna versión en castellano no ya igual, sino que ni de lejos comparable, a la versión y comentario de Gilson. Tengo entendido que R. Frondizi nos hizo el favor de "transcribir", en la edición que hizo, las notas de Gilson, pero no estoy seguro de si son las notas del mamotreto de Gilson (más de 500 páginas) o de la edición breve y también anotada que hizo el mismo Gilson también para Vrin. Aparte de Frondizi, las ediciones españolas que yo conozco me parecen impropias de una de las obras fundadoras del "discurso filosófico de la modernidad", o resultan pedantescas en su cómodo prólogo para atontar con brillos oropélicos a estudiantes de Filosofía Pura de 1º de carrera (todos hemos sido tontos). Porque no se trata de prologar, sino de acompañar a un texto que no me parece a mí que resulte tan "cartesiano" (claro, sencillo, transparente) como se pretende, sin meternos en honduras exegéticas heideggerianas o similares. Tan impropias me parecen, que lo mejor que he encontrado son algunas ediciones escolares (supongo que dirigidas a la enseñanza media... esto, secundaria), honradas en su lectura y que me sirven a mí porque así compruebo si mis dificultades con el texto son solamente mías o es mal general. Ejemplos: la de Alhambra y una edición casi artesanal -dicho con todo el respeto, yo adoro ese tipo de libros- de Antonio Hernández. Mi hipótesis es que no hay ningún español que haya entendido el Discurso del método. Si lo ha entendido que me lo demuestre, leyendo y comentando la obra (que yo compraría como maná del cielo, dado lo torpe que soy y que yo no la entiendo ni a la de cien).
***
Po zí: no andaba yo des(en)caminado.
Nota bene: no conozco ni tengo todas las versiones españolas. Perdón si mis palabras son injustas. No lo hago con mala fe. Entre otras no conozco la traducción/versión de García Borrón, que me parece que hizo para Bruguera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario