Cuán difícil se me está haciendo comprender este texto. Los párrafos, a primera vista, son iguales que los de otros textos. Pero lo que va entrando por los ojos va dañando directamente el alma. Que ya estaba dañada desde antiguo. Puedo creer, sin mayores problemas, que el desorden y desconexión de las ideas de los fragmentos de la lectura corresponden, con matemática precisión, con el sinsentido del alma del lector.
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El diario y el yo: lo que resta; lo que no vives porque va para escrito; también lo que queda de la vida, lo escribas o no...
42 años (anotación del 11 de febrero)
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Cuando uno ve que su tontería no tiene remedio, no le queda otra que ponerse a opinar de divinis et humanis.
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Noluntades.
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Ningún concepto sin palabras. Quien lo diga, que ponga una tienda.
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No se escribe bien: se enuncian verdades una vez que no hay esperanzas.
Lo otro se me convierte o me parece política: decir lo correcto, pero ni siquiera en el sentido heideggeriano de una verdad que ya olvida su parcialidad. Más bien en el sentido ultrasofístico de un lenguaje absurdo puesto en el mercado.
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Estrés: incomprensible realidad. (H)umanidad: especie (h)errada.
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