(G. Brenan, Memoria personal 1920/1975, Alianza, 1984, p.57)
La ingenuidad del plan de estudios incita a una tendre compasión por el muchacho. Pero no tenemos que olvidar que Brenan y otro caballero inglés se habían trasladado a Yegen con similar propósito (cartesiano, pues también comprendía la aventura de ver mundo, para más adelante) pedagógico. En el Reino de Hic-et- nunc, sive Jauja no se precisa tal heroico y frustrante proyecto personal, porque la pedagogía andaluza ya da sus frutos en el edén, sin rebeliones ni gaitas. Puesto que ésta es la tierra del buen aprender. Luego vendrá quien desde el partido conservador te hará bueno, poniendo a los vasallos a caer de un burro, declarándolos prácticamente analfabetos, deseando, los ignorantes, volver al medio vivo de locomoción mencionado antes de la penúltima coma, y recordando, sin lágrimas ya de tanto dolor y nostalgia, el árbol del edén perdido: del tronco seco del cual, con una cuerdecilla, se suspenden piedras, se las deja caer y todo es incluso peor. (No adviene la ley universal sino el trauma.)
La ingenuidad del plan de estudios incita a una tendre compasión por el muchacho. Pero no tenemos que olvidar que Brenan y otro caballero inglés se habían trasladado a Yegen con similar propósito (cartesiano, pues también comprendía la aventura de ver mundo, para más adelante) pedagógico. En el Reino de Hic-et- nunc, sive Jauja no se precisa tal heroico y frustrante proyecto personal, porque la pedagogía andaluza ya da sus frutos en el edén, sin rebeliones ni gaitas. Puesto que ésta es la tierra del buen aprender. Luego vendrá quien desde el partido conservador te hará bueno, poniendo a los vasallos a caer de un burro, declarándolos prácticamente analfabetos, deseando, los ignorantes, volver al medio vivo de locomoción mencionado antes de la penúltima coma, y recordando, sin lágrimas ya de tanto dolor y nostalgia, el árbol del edén perdido: del tronco seco del cual, con una cuerdecilla, se suspenden piedras, se las deja caer y todo es incluso peor. (No adviene la ley universal sino el trauma.)
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Pero ya me gustaría ver la política del buen aprender en qué se concretaba cuando los vasallos siguieran el exemplum yegeniano, y se manifestaran sin mucho tardar quejas del capital, al que tan gentilmente ayuda el programa ilustrado blando y socialdemócrata, a causa de la falta manobrera, encerrados vasallos todos en los valles fértiles y amenos, enfrascados en el dolce far del saber universal. Ya me gustaría, ya. Sobrevendrían las protestas: Academicismo! Libresco! Reaccionario! Algún pedagogo avisado podría escribir la segunda parte, o plagio directo, de las tesis de Bourdieu/Passeron acerca de la reproducción clasista burguesa que propicia el sistema escolar: tesis que habría hecho al pietista de Kaliningrado agachar su magra y paseante figura, coger de las piedras y correrlos por pendejos y farsantes.
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