Se trata de orientarse en el pensamiento: de ser en el espacio. Además, la sociedad del turismo (Internet no deja de ser un turismo informacional, epistemológico) permite que las transiciones entre uno y otro lugar, entre el normal y el extraordinario, se hagan sin que el salto se note demasiado. Los ciudadanos felices son asistidos por un sistema de instrucción que les bloquea la pregunta de por qué se han convertido en abejas zumbonas y sonrientes, sin capacidad de sorprenderse por el horror cotidiano y colmenero en el que viven---
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