(J. J. Sebreli, Las aventuras de la vanguardia, Sudamericana, 2002, p. 356)
La silla de Rietveld, "una escultura abstracta":
La de Breuer, sin "lugar para el descanso":
No sé si Sebreli se refiere a estos bellos diseños en concreto. Pero es verdad que son otra cosa que sillas (esculturas o pinturas) y otra cosa que instrumentos de descanso---
***
(Después)
La honesta y popperiana consulta del Argan me ratifica en que la silla Rietveld que mienta Sebreli es la aquí reproducida. Ahora bien, no albergo la misma seguridad respecto al modelo de Breuer. Porque también se puede referir a esta cucada:
La evidente moraleja política de la cuestión es que un siglo que se permite burlarse de los pobres cuerpos no debe tener mayor problema en exterminarlos. Entonces la frivolidad desaparece, comprendiendo el carácter homicida de la risa. Esto, que es contingente, no debe dar pie a considerar que la realidad no debe ser necesariamente así. Porque el asunto -verdadero- es que así fue, de hecho, la realidad.
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