Egoficción said...
Insisto, don Quijote Ilustrado: puede que tengas razón en términos de historia de la filosofía, pero no en cuál haya de ser hoy en día para nosotros el 'lugar' de nuestra subjetividad (naufragada) en la sociedad (zafia pero ilesa). A lo mejor hemos de tantear las vías no recorridas, o que han sido minoritarias y tenidas por heterodoxas.La neoilustración, por decirlo de alguna forma, es muy decente y puede que hasta necesaria como contrapeso a tanta imbecilidad y demagogia. Pero, pero... es poco cálida, y no puede ser el hogar definitivo y personal de un naufrafo.
10:28 PM
¿Frialdad de la tarea ilustrada? No tanto! Trabajo sin fe, agonía, duda: esto sí. Pero no es una Ilustración fría la que se encomienda como tarea, aunque sea de perdedores.
Veamos:
Hemos aceptado la hiperespecialización científica, y queremos consolarnos ideando un diálogo racional en torno a los futuros posible de la tecnociencia. Pero, eso sí, sin cuestionar "ingenuamente" (a través de una ética "desfasada") el sentido y el vértigo de la flecha del progreso y la multiplicación. Todo el poder para las formas y los procedimientos! La sustancia no se discute. La negación de la sustancia es la muerte! Entiéndase que no hay vuelta atrás desde la hipertecnología (sus objetos, sus productos, sus ideales).
Lo que sucede es que negando imperativamente, sin base alguna en los acontecimientos, la vuelta atrás (como si esto pudiera ser un pecado, en lugar de un hecho quizás más que probable), la regresión no resulta exorcizada, impedida, bloqueada de ningún modo---
Entonces, puede convivir una vida tecnológica con una muerte moral (de ahí que me interesen los resultados --aunque sean precarios- político/comunes del debate terminológico que inician los sofistas y Sócrates): lo que es más que posible, creo, si se renuncia al debate filosófico y humanista, efectuado a partir de un intento universalista y laico---
(Fuera de toda academia acomodaticia, de ser posible)---
Quizás tenga yo un espíritu en exceso impresionable y más que tendente al histerismo, y me deje influenciar demasiado por lo que leo. Así, por ejemplo, con lo que entiendo que fue el declive ético de un país ilustrado (tópico no del todo falso) como era Alemania, durante el período de la dictadura hitleriana. La historia no se repetirá, las situaciones no son semejantes, pero los integrismos de uno u otro tipo producen miedo. Miedo que ha de fortalecerse con las claudicaciones sucesivas, las tibiezas, el dejar hacer. Hoy viene, en Abc, un artículo de H. Tertsch ("La `Fitna´ de España") que da que pensar---
O sea, que la tarea ilustrada debe emprenderse con tanto heroísmo (descreído) como si nunca se hubiera empezado: tan grande es el empeño esclavizador de los fundamentalismos, religiosos o profanos, políticos o técnicos---
No hay comentarios:
Publicar un comentario