¿Cómo no con el logorreico galimatías, multiplicación de sinsentidos, de la segunda?
¿Y con el lapsus que traiciona la poca afición al papel, en ese vértigo mortal de la tercera? ¡Una virtualidad que, en sí misma, limita! ¡Como si el texto fuera otra cosa que la inteligencia en mediación, ilimitándose! Estas ideocracias, a fuer de inanes, son peligrosísimas...
2 comentarios:
Máximas bondadosa y vagas, seguidas de una deducción potranca.
El rechazo al papel no es sólo una concesión a la laxitud. Es un no dejar pruebas, no permitir una posterior reflexión.
Anda, ponme otro trozo del Revel y déjate de sociopedagogías.
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