4 de febrero de 2007

Tesis 15, WB

“La consciencia de estar haciendo saltar el continuum de la historia es peculiar de las clases revolucionarias en el momento de su acción. La gran Revolución introdujo un calendario nuevo. El día con el que comienza un calendario cumple oficio de acelerador histórico del tiempo. Y en el fondo es el mismo día que, en figura de días festivos, días conmemorativos, vuelve siempre. Los calendarios no cuentan, pues, el tiempo como los relojes. Son monumentos de una consciencia de la historia de la que no parece haber en Europa desde hace cien años la más leve huella. Todavía en la Revolución de julio se registró un incidente en el que dicha consciencia consiguió su derecho. Cuando llegó el anochecer del primer día de lucha, ocurrió que en varios sitios de París, independiente y simultáneamente, se disparó sobre los relojes de las torres. Un testigo ocular, que quizás deba su adivinación a la rima, escribió entonces:

«Qui le croirait!, on dit, qu'irrités contre I'heure
De nouveaux Josués au pied de chaque tour,
Tiraient sur les cadrans pour arrêter le jour.»


(Tesis..., 15)

***

¿Aspiración? ¿Deseo?

El conocimiento se desliga de su objeto pasado -para construirlo en el presente, legarlo al futuro. Como el objeto es en el tiempo, se destruye éste en su forma recibida tradicional, injusta: “se disparó sobre los relojes de las torres”, es decir contra el poder religioso y civil. Porque no cabría pensar que durante la revolución de julio se disparase contra el poder económico: él es el que disparaba.

Pero entonces se derrota a un enemigo que ha emprendido la huida, en venganza por los agravios pasados. Las posesiones que deja el adversario económicamente (históricamente) derrotado no son más que las huellas de su fuerza, en pasado. Signos físicos, hace falta que pasen a los libros o las imágenes para que puedan recibir el prestigio de la Kultur, y así poder vencer vicariamente la muerte o la enfermedad.

***

Vuelta la conciencia de ciudadanos hacia los años pasados, pertrechada de moral, quiere encontrar la vida y no puede. ¿Cómo habría de ocurrir, si el tiempo es irrepetible? Al no poder realizar su justicia en el pasado, se revuelve en contra de las gentes del presente.

Esto no puede estar sosteniéndolo Walter Benjamin (que sí vive la injusticia presente -real, efectiva- y muere). Es decir, que no puede dar pie al punto de vista de la memoria histórica.

¿Qué clase de política se hace fugándose hacia el pasado? Un historiador debe ir hacia el pasado, buscar el máximo conocimiento, generoso y distanciado: él también será historia, porque sus actos de conocimiento no habrán determinado (en el sentido de completar) nada.

¿Debe confundir el político su razón con la del investigador? ¿No se trata de dos pasiones contrapuestas (Max Weber)? El gobernante ejecuta actos que tienen repercusiones en el presente, y que marcan el sentido del futuro. No se ve qué actos se pueden ejercer sobre el pasado muerto, de qué manera revivirlo y resarcirlo de las injusticias.

Miradas, todas, si la verdad es lo que queda eternamente detrás del velo: entonces nuestra pequeña verdad quedará siempre detrás, en los hechos muertos. Sin embargo, las miradas son incapaces, y por eso se puede llorar por lo que se hizo, pero no se puede evitar haberlo hecho: sólo evitar repetirlo, aceptando que la capacidad predictiva o previsora de la inteligencia humana utilice sus tablas de la moral como premisas prácticas de su acción en el mundo.

***
***

Triste es el cuerpo, fuera de los besos.

No hay comentarios: