S. Juliá, Historias de las dos Españas.
En torno a la construcción social, europea y española, de la figura del intelectual:
a) Una primera fase de identificación con y práctica indistición del escritor público con respecto al pueblo; o con el mito del pueblo que ha resarcirse de las esclavitudes impuestas a lo largo de la historia (como en el cuadro de la libertad que guía al pueblo, el escritor en cabeza).
b) Una segunda fase de decepción de la política, conforme va avanzando el XIX y con él los enfrentamientos civiles: el escritor, que se acaba definiendo como intelectual, reserva su libertad para quedarse al margen de la política, y de los extremos que desprecia en la política: la masa ignorante y el político rapaz.
¿No consiste en esto el fracaso de la ética moderna? (La libertad soñada y total versus la real burocracia (A. MacIntyre, Tras la virtud). ¿Qué ha sucedido? Deben haber caído los mitos políticos de la nación (S. Juliá), los mitos teológico-teleológicos (si nos vamos al campo filosófico, a esa utopía de razón autónoma que nace en la era moderna).
¿Qué hacer? Recuperar los lugares amenos, la vida apartada, la torre de marfil o la bohemia (retiros urbanos)... Porque políticamente el lenguaje revela una falsedad completa, también la prensa libre.
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