14 de enero de 2009

Tiene el joven...

... una ambición que luego no satisface; no resta finalmente más que su pobreza.

El niño que proyecta se ha transformado en el adulto que se limita a los comentarios. En alguna ocasión la tarea vuelve menos insoportables las tardes, las noches o los días. [Entonces es que los vocablos han dado tregua, que se ha desactivado ahí dentro, por los recovecos del cerebro, algún motor de los que causan sufrimiento, porque la central ha encontrado su estupefaciente. Qué poco nos damos cuenta del valor de la ecuación spinozista de las almas y los cuerpos, porque no es que superestructuren aristotélicamente aquéllas a nuestra carne mortal, como dándole redondez visible -tan tentadora en ocasiones, verdad-, sino que son lo mismo que dos lenguajes muy traducibles, el interior y el exterior de un cierto modo finito del todo o sustancia.]

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El Libro de horas rilkeano nos lleva de la creación [la Creación, la obra de Dios] a la pobreza querida. ¿Quién no es pobre? ¿Qué palabra de sabiduría puede manar de la boca del rico?

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Conocimos el hielo en aquella terrible película de Paul Schrader, Aflicción: nullus deus potest liberare homines.

Biber, la música ambiental.

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No busques el fondo: existe meramente como déficit empático.

De un desajuste del aprendizaje social de las conductas debidas (de una insatisfacción de rol), de esa cosa tan mundana proviene la invención y atribución de responsabilidad. La responsabilidad existe, a consecuencia del hecho de conciencia sobrevenido: como efecto de una naturaleza errada que ha depositado el logos falible al lado del instinto. Fin del edén primero.

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Paradójica beatitud la de los desencuentros lingüísticos con las razones de los poetas. ¿De qué me habla Rilke? Una décima de segundo después o algunos minutos o nunca, lo comprendo. Ah, ¿era eso? Siempre había estado ahí. Me lo dice fuera -él, el genio- del tiempo, más de cien años antes. Ahí está la diferencia antidemocrática de los hombres: en la calidad de las voces de los poetas. Heidegger lleva razón al respecto.

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