Anticartesianismo, también:
En el capítulo 102, de los "prescindibles" (es decir, los im-prescindibles para el espíritu rebeldecurioso) de Rayuela, se cobra conciencia de que lo valioso no está arriba en lo muy alto de las estrellas, ni en el fondo noegoísta de mi corazón, capaz de abrazarlo todo, dios incluido, el desterrado.
No. Sino ahí afuera, en los humildes objetos (antes seres) desterrados, aquellos que no estaban por encima de mi capacidad, según dicta el camino que va recorriendo el espíritu en su conquista imperativa de la verdad (Parte IV del Discours cartesiano). From man to god.
Extraños, infinitamente o más. Tanto que se les quiere ver hablar, sorprenderlos en un gesto humano. Porque sus grietas, microscópicamente considerados, son de carne.
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"En lo que se refiere a los pensamientos, que en mí estaban, de varias cosas exteriores a mí, como son el cielo, la tierra, la luz, el calor y otros muchos, no me preocupaba mucho el saber de dónde procedían, porque, no viendo en esas cosas nada que me pareciese hacerlas superiores a mí, podía creer que, si eran verdaderas, eran unas dependencias de mi naturaleza, en cuanto que ésta posee alguna perfección, y si no lo eran, procedían de la nada, es decir, estaban en mí, porque hay en mí algún defecto." (Descartes, Discurso..., Parte IV, según la trad. de García Morente, disponible en Espasa Calpe, col. Austral)
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