31 de enero de 2009

Nuits

Como unos necios, halagamos la vanidad. Deshechos de la nuestra, nos hundimos en la soberbia de la caída.

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Huyamos de los prejuicios: inevitable tenerlos. Pero una vez conocidos, la reflexión honrada tendría que sentirse obligada a deshacerse de ellos.

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A ciertas edades nos visita Dios, un ángel o un joven. Qué delicia retirarse y dejar vivir!

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Conclusión de la breve conferencia de Wittgenstein sobre ética: maravilloso. Falso. La admiración por el mundo como milagro, por el milagro de la existencia, se reduce a una admiración (insensata porque es desde fuera, un imposible) por la existencia del lenguaje. Pero si esta admiración autolingüística te parece insensata, entonces no solamente es el agua sucia (la reflexión moral) lo que se va por el desagüe, sino el precioso niño con ella, la poesía.

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Robert Frank, images on google.

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