En la sala de los espejos: nunca pude concluir con ese mundo de pesadilla y sueño en blanco y negro, de estatuas muertas en el largo paseo, apenas un poco más vivas cuando se mueven por los salones. Los muertos deben vivir así en el recuerdo, cuando ya no queda nadie que se haga cargo de él: nunca una imagen mejor para un autor que desaparece que los espacios despoblados y fríos de esta noche de infierno. Pienso en una autobiografía que haya renunciado, desanimada, que tome las metáforas (prosopopeya, apóstrofe) como nada más que una falsedad segunda, una trama de figuras que prosiguen con la dialéctica inútil de la falta de verdad: en el fondo de esta experiencia alguien se atreverá a pedirla de nuevo.
... Marienbad, la cultura europea a punto de ser olvidada, doblemente, sin dejar rastro: lo recoge un yo progresista -Resnais-, pero ¿es consciente de ello?
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