I.
Al doblar septiembre, queriendo ver su fin, un aire dulce, venido de la fiesta, se desparrama por entre las calles del pueblo.
II.
Se adormecen durante unos días los huesos descoyuntados de la vida en el trabajo, fugada interinamente de la Europa de los ingenieros de sus almas, convertidos al marketing: sus objetos son tan defectuosos y caducos que sólo sirven para ser vendidos.
III.
La ingeniería financiera constituye un delito: éste representa la mala conciencia de una fusión aparentemente definitiva entre economía y fabricación, el engaño de la primera enmascarando la pacotilla industrial-masiva.
IV.
Un mercado de intercambio de todos los valores es lo que se merece la vieja Europa. Confortablemente podrá volver el individuo a la tribu, a la sumisión.
V.
Si hubiéramos emprendido el programa kantiano de ilustración justamente al revés, no lo habríamos hecho peor/mejor.
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