I.
Se propone, como vía de escape, la condición antepredicativa de una relación con el otro: primacía ontológica del Mitsein respecto al ser-en-el-mundo, de la amistad frente a la referencia. Como si se pudiera poner la polis por delante de las condiciones de su verdad.
II.
Aun así, nada garantiza el ascenso de la relación a la claridad del enunciado: el acto de enunciar, en lo que tiene de pureza infinita, se pierde en el camino. Nuestra su-posición expresa un deseo, la nostalgia de un pacto.
III.
(También podría querer las hebras de oro, en el lugar que ocupan las nubes: las veces que las ideas ceden su lugar a la materia visible y doliente, y ésta se entrega en presencia limpia y palpitante.)
IV.
Los actos privados contienen su propia reflexión: el texto su discurso; va un salto del gesto a la teoría, aunque se prefiere pensar en niveles de desarrollo o formalidad lingüística.
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