I.
Cada individualidad reproduce la historia del cosmos, porque en cada ser humano toma forma la cultura. Estudiar historia implicará el deber de considerar la narración autobiográfica como una herramienta privilegiada de acceso a la cultura, a una pluralidad in-finita de weltanschaungs, de interpretaciones del universo.
II.
El nacimiento de un individuo contiene la obligación de un nuevo relato.
III.
Se teme, por encima de todo, la accidentalidad de una condición humanizada por su autoconciencia histórica de libertad y verdad: la reincidencia en el colectivo oscuro, en la masa religiosa.
IV.
La individualidad, que depende del Geist cristiano para tomar forma, hacerse mayor y emanciparse, se desprende como hoja muerta en cuanto se presta al re-sentimiento re-ligioso.
V.
Un yo re-insertado en la religión es una contradicción absoluta: si dios existe nada me está permitido: valgo sólo como cuerpo para el fuego o el campo de internamiento.
VI.
Un revival religioso, personal, social, continental, representa una farsa trágica.
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