... , ese neoliberal incomprendido...
Nadie quiere darse cuenta de lo menesteroso que está de calor y compasión, cuando hace tanto frío en el mundo de fuera y en el mundo de dentro, en las calles de asfalto lo mismo que en los hogares donde la luz no llega, a causa de la factura o de la podredumbre. Quizás venga el helor de una desesperanza que paraliza el corazón, y quizás queramos ponerle nombre y fecha, nació humilde entre los que más, ajeno al mundo, casi ya un muerto entre los muertos, apenas nacido y ya marchito por el peso de la vida--- digo que quizás queremos darle vida personal a esa posibilidad que viene, tan anónima, con cada solsticio de invierno, cuando se conoce que ahora los días han de ser más largos -más dulces las tardes-, y que nos traerán de nuevo el fragor de las flores del almendro, no sé si los cerezos en Japón, y mucho después, mediado el año y maduro, el rumor de las playas mientras un niño juega distraído con sus cubos de arena.
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