Metáforas y no metáforas
"La enfermedad nunca es una forma de tristeza ni una metáfora ni una melancolía: es un camino incómodo, que lleva o no a la muerte con o sin rapidez. Hasta ahora fui sometido a toda clase de salvamentos quirúrgicos. Nadie me consideró más interesante por eso, pero su éxito me salvó. Hasta ahora. Ahora padezco un cáncer de difícil extirpación. Y estoy sometido, para tratar de librarme, a un largo puteo, que es igual que una guerra de la que soy el campo de batalla. ¿Con un doble aliado: la quimioterapia y la radioterapia? Espero que conmigo sean más beneficiosas que el cáncer: matar es el fin de los tres. ¿Quizá demasiado tarde para recomenzar? Estoy en buenas manos: lo suficiente como para no querer pasar a las Mejores. Todo parece, así, interminable, monótono, invasivo... Menos la vida: no tenía edad ya de nuevas experiencias. Hubiera preferido el quirófano como tajante campo de batalla. Soy mal aliado de mí mismo: impaciente, poco soportador e insoportable: la anestesia total es mi aliada. Las nuevas experiencias me llegan tarde. Trataré, con todo, de defraudar a la muerte una vez más: la última".
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