Informa El país del proceso acelerado y compulsivo de culturización por parte del primer mandatario francés (al que como español no me cabe más que admirar, ça va de soi, naturellement). Bueno: Bresson, Proust y esas cosillas. Con un poco de Hitchcock para mediar entre el cielo y la plebe. Pero lo que me llama la atención es su nueva calidad gramatical :
El mandatario, cuya gramática ha sido terreno abonado para los humoristas, ya sorprendió a propios y a extraños al utilizar el muy inhabitual imperfecto del subjuntivo durante una entrevista televisiva hace unos meses. Ahora parece empeñado en demostrar que, pese a no haber pasado por la prestigiosa Escuela Nacional de Administración -como la gran mayoría de la élite francesa- y a ser un gran aficionado declarado de las series, no es el presidente inculto que tanto se ha retratado. "No le voy a pedir que vote a la derecha o que piense como yo", le habría dicho a un director de teatro tras uno de sus habituales almuerzos. "Solo espero que recuerde de este almuerzo que no soy la caricatura que hacen de mí".
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