Un Diario valdrá si es un desgraciado quien lo escribe. Un desgraciado íntimo. Da igual el triunfo externo. Se pueden haber ganado millones durante el día y pensar por la noche, cuando a nadie hay que engañar y el juicio valorativo asoma por los resquicios de una conciencia desarmada, que uno vale más muerto que vivo. Como me pasó a mí el otro día, hasta que soñé con la mano que me despertaba.
¿Ego fingo hypotheses?
No hay comentarios:
Publicar un comentario