17 de julio de 2011

Un dardo y un libro

Todo aquello por lo que tanto nos preocupamos ni siquiera existe. Sólo existen los espejos. (J. Díaz Palma)

Por los espejos no nos preocupamos. Por lo tanto existen. A causa de nuestro desinterés, podríamos decir. O que el mundo es ajeno al deseo; un hecho bruto sin voluntad que lo afirme...

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E. Gracián: Un descubrimiento sin fin. El infinito matemático. 9, 95 ers.

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A propósito de pensamiento y hechos:

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Optimistas/fuerza/pase/pase/elpepisoc/20110717elpepisoc_1/Tes#EnlaceComentarios

1 comentario:

Jesús de la Palma dijo...

No se aflige el deseo por nosotros, sino nosotros por lo que deseamos. El deseo no es más que un espejismo.