11 de octubre de 2010

... y dos


Ningún monumento, ninguna obra cultural, ningún libro tendrían que decirnos nada... A mí no me dicen nada (ni la estatua de Pessoa con la que puedes hacerte las fotos; mis dioses no tienen imágenes, ni yo acepto bromas). Me dice(n) la debilidad nuestra, la angustia, la responsabilidad, el miedo, el frío.

¿Será verdad que existe alguien que trabaja, una opción, un destino: una ausencia de signos que nombren, una ausencia de rostro?

No hay comentarios: