¿Cómo puedo yo resistirme a esto? No puedo:
11- Cuadernos de Voronezh, de Osip Mandelstam, prólogo de Ana Ajmátova, traducción y epílogo de Jesús García Gabaldón. P: 13,22 euros
Este libro es quizás comparable a La tierra baldía y Los cuatro Cuartetos de Eliot, los Cantos de Ezra Pound, las Elegías de Duino de Rilke y Espacio de Juan Ramón Jiménez. En el siglo que acaba, marcado trágicamente por la Revolución Rusa, la primera y la segunda guerras mundiales, los fascismos y los totalitarismos, el progreso material y la miseria moral de la cultura europea, esta gran obra póstuma de Mandelstam, escrita en una situación de extrema precariedad, nos ofrece el ejemplo moral de la dignidad de la poesía frente al terror y la barbarie. Los tres cuadernos que la componen, escritos desde el destierro, la cordura ganada por el suicida y la culpa del verdugo asumida por la víctima inocente, son, al tiempo que un diario lírico del poeta en los tres años de destierro a que fue condenado por haber escrito un poema contra Stalin, una especie de Divina Comedia hecha a la medida de los estigmas del siglo que termina. Se incluyen al final del libro los tres poemas a Stalin con que Mandelstam intentó borrar los efectos de aquél, en los cuales se puede entrever el drama de la palabra enfrentada al poder, y la impotencia de éste cuando pretende humillarla y sólo logra hacerla más escurridiza y, en última instancia, poderosa. Los elogios del poeta-bufón son como los dardos llenos de veneno que un tábano, antes de morir, clava en el lomo de la bestia a la que sabe sobrevivirá convertido en ángel.
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