Son mis pensamientos, cuando los guían los temores (a no estar a la altura de, a ser menos en cuerpo y alma), un obstáculo para mis pensamientos válidos. Éstos en los que humildemente voy sintiendo el tiempo que pasa y anotándolo para ti. No pretendo nada, sino que veas que mi alma no pide.
(Qué alegría la de ser libre, la de volar los ojos y las manos...)
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