Lo que me hace tan grata la sociedad de mi perro, es la transparencia de su ser. Mi perro es transparente como el cristal.
Alguien podría suscribirlo.
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La virtud no se enseña, como tampoco el genio. La idea que se tiene de la virtud es estéril, y no puede servir más que de instrumento, como las cosas técnicas en materia de arte. Esperar que nuestros sistemas de moral y nuestras éticas puedan formar personas virtuosas, nobles y santas, es tan insensato como imaginar que nuestros tratados de estética puedan producir poetas, escultores, pintores y músicos.
... No los producen, acotan el terreno, se puede permanecer dentro o saltar las barreras. No son tan inútiles los sistemas.
(En Sch., El amor, las mujeres y la muerte, disponible en Edaf)
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