Sendero por las ruinas de las explotaciones del Barranco del Jaroso, y algún barranco más. Casi dos siglos de historia derruida, por lo menos en cuanto al patrimonio arqueológico industrial. Quizás no tanto en la memoria. Sensaciones encontradas. El paseante no debe olvidar la mezquindad y explotación humana cuando anda, con mucho cuidado por los posiblemente miles de pozos que horadan el terreno, cuando anda, digo, por esos barrancos y senderos casi lunares. Desde cierta lejanía no se puede negar la hermosura de estos cerros bajos, tachonados por los restos de instalaciones mineras. No debemos soslayar lo que de negativo se contenga en la crónica, y esperar sí acaso, debemos, que algo de esos hombres, depurado, alcance a nuestra memoria.
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