Aunque todo el libro constituya una mina de amenas curiosidades, no me resisto a referirme a la mención que efectúa el autor argentino acerca de los introductores de Heidegger en España, así como sobre las motivaciones de que se le abriera la puerta al pensador alemán en la España franquista (de la mano de los jesuitas, para contrarrestar la influencia perniciosa del existencialismo de Jean Paul Sartre; adoptado y alentado igualmente por los estudiantes falangistas, a causa del pasado fascista -sic- de Heidegger). Aranguren, falangista, y Zubiri, con ascendiente sobre ellos, los falangistas (según escribe Sebreli), fueron pioneros. Por otra parte, hubo intentos de encontrar afinidades y ecos en el pensamiento de Ramiro de Maeztu y en el de José Antonio. Ortega iba por otro lado, queriendo priorizar, en el tiempo, como anticipación original propia, su yo circunstante sobre el ser mundano de M. H. (Vid. p. 152)
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13 de noviembre de 2013
Sebreli
Aunque todo el libro constituya una mina de amenas curiosidades, no me resisto a referirme a la mención que efectúa el autor argentino acerca de los introductores de Heidegger en España, así como sobre las motivaciones de que se le abriera la puerta al pensador alemán en la España franquista (de la mano de los jesuitas, para contrarrestar la influencia perniciosa del existencialismo de Jean Paul Sartre; adoptado y alentado igualmente por los estudiantes falangistas, a causa del pasado fascista -sic- de Heidegger). Aranguren, falangista, y Zubiri, con ascendiente sobre ellos, los falangistas (según escribe Sebreli), fueron pioneros. Por otra parte, hubo intentos de encontrar afinidades y ecos en el pensamiento de Ramiro de Maeztu y en el de José Antonio. Ortega iba por otro lado, queriendo priorizar, en el tiempo, como anticipación original propia, su yo circunstante sobre el ser mundano de M. H. (Vid. p. 152)
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