No me gustan las censuras. De ningún libro. Contra un escrito solamente se debería responder con otro escrito que mostrara con argumentos su necedad y maldad. Lo más que admito: que si alguien entiende que se está invitando a delinquir en una publicación, pues que vaya y lo denuncie. Pero no me gustan las censuras. Ni las ortodoxias.
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