Frente a ello se conjuran hoy la izquierda, los nacionalistas y, por supuesto, los profesores: en cuanto puedan, derogarán la ley. Todos más que indignados, como si los expulsaran del paraíso o como si ellos no tuvieran nada que ver con lo que había, más bien un purgatorio: aquel en que ya fracasaban tres, abandonaban cuatro y se aburrían diez de cada diez alumnos, se vegetaba en PISA y se subutilizaban edificios, instalaciones, equipos y redes. (M. Fernández Enguita, "Entre todos la mataron... ", en El País)Los términos ("conjuran"), el modo tenebroso (el anónimo y múltiple "se") de los culpables, la serie de esos mismos culpables (izquierdas, nacionalistas, profesores; de cuya conjunción casi sale un terrorista), el convencimiento sin fisuras ("los profesores", todos y cada uno de los profesores, sustanciados en cuerpo místico y uno). Voilá las trazas del sectarismo medular, siempre oportunista, con cátedra y tribuna, atronadoramente precrítico, señalando como un tío sam de la materia (Sociología, de la Educación) a nadie más que a Ti, Docente, dueño de los fenómenos, cabeza de aquél, chivo para aquello.
Casi me da miedo seguir: masa, subutilizaban, eso escribe, y nosotros podemos asociar palabras y seguir: infrahombre, subnormal...
1 comentario:
Me pregunto si ciertos "intelectuales" del país tendrán criterio propio o solo se limitan a decir lo que la MASA quiere escuchar. La verdad es que la ley nueva tiene muchas cosas negativas, pero hay ciertas medidas que me parecen buenas, buscando separar la arena fina de la grava.
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