17 de noviembre de 2013

Esos domingos que no son tan infinitos

Asueto. Centro comercial de Á. Hoy me he comprado un par de periódicos. Algunas cosas de las que leo me llaman la atención, y sí luego me acuerdo suelo poner las citas. Otras ni las entiendo ni sé sí hay algo que rascar verdaderamente. Pienso que no me gusta empezar un texto periodístico refiriéndose a un tal magister que dice tal cosa o tal otra, con el fin únicamente de auto concederte autoridad  y captarse la benevolencia cultural del lector, que así puede convocarse en su propia valía en el espejo: ese autor lo conozco yo, se dice el pobre lector, y ya está liado. Mirando en el periódico la colaboración de uno de mis bloqueos habituales, casi siempre valioso, se me ocurre pensar que el blog es algo más y algo menos que un texto periodístico. Quizás la intendencia doméstica no case tan bien con el diario, aunque valga para el Diario, y yo tenga perfectamente claro que al cabo las anotaciones más valiosas son las más apegadas al día, a la tierra, al común... Vemos una película de Woody Allen, Blue Jasmine, y luego en el coche, a la vuelta, se intenta realizar, por lo menos un conato, de análisis filosófico o existencial de esta obra alleniana de final abierto, truncado o inexistente. Me gustan las autopistas poco transitadas, las montañas semidesérticas que bordean la costa, y los centros comerciales. Me gustan, más específicamente, los no lugares.

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