23 de enero de 2013

Textos para pensar y para ampliar conocimientos (trabajo filosófico)

La física relativista conmovió nuestras almas al afectar su contenido a conceptos de gran carga ontológica y epistemológica, y también contribuyó a cambiar el mundo, pero en este último apartado no puede competir con la otra gran revolución de la física del siglo XX, la propiciada por la física que se ocupa de estudiar los componentes más elementales de la materia, al igual que las radiaciones que emiten. Una física que, además de romper con categorías firmemente enraizadas en nuestros esquemas cognitivos, como la causalidad o la idea de que es posible conocer al mismo tiempo datos tan básicos como posiciones y velocidades (principio de incertidumbre; 1927), dio origen a un sinnúmero de instrumentos que terminarían introduciéndose en todos los recovecos del mundo, como transistores, chips, reactores (y bombas) nucleares, células fotoeléctricas, o materiales de todo tipo, casi a la carta. (Sánchez Ron, "A hombros de gigantes", en El País, 11-09-2005)

... y esta lista de apóstoles de la física cuántica, en el mismo sitio:
... esa extraña disciplina en la que ondas y partículas se hermanan (dualidad onda-corpúsculo; de Broglie, 1924), está poblada de grandes nombres, de héroes que la comunidad de los físicos admira tanto como a los viejos Galileo, Newton, Faraday o Maxwell. Físicos como Max Planck, que en 1900 dio el pistoletazo de salida a la revolución cuántica; el propio Einstein, que tanto hizo por una física, la cuántica, que más tarde repudió; Ernest Rutherford; Niels Bohr; Werner Heisenberg, que en 1925 desarrolló la primera mecánica cuántica; Edwin Schrödinger, Paul Dirac, Max Born, Wolfgang Pauli, y sus herederos científicos, entre los que se pueden mencionar a Eugene Wigner, Lev Landau, el ya citado Fermi, Julian Schwinger; Richard Feynman, uno de los físicos más originales, admirados y queridos por sus colegas; John Bardeen (con dos premios Nobel), Murray Gell-Mann, Steven Weinberg o el recientemente fallecido Hans Bethe (que nos enseñó, entre muchas otras cosas, cómo se fabrican los elementos pesados -muchos de los cuales se encuentran en nuestros cuerpos- en los interiores de las estrellas) ...

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Lo que un grande, Keynes, escribe de otro, Newton (texto enlazado en un post anterior):
Newton no fue el primero de la edad de la razón. Fue el último de los magos, el último de los babilonios y los sumerios, la última gran mente que contempló el mundo visible e intelectual con los mismos ojos con que se empezó a construir nuestro patrimonio intelectual hace menos de 10 mil años.

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